Trabajar valores en familia, ¿cómo hacerlo? No es fácil que todos los miembros de una familia acuerden cuáles son los valores que quieren compartir.
El trabajo con valores necesita de mucha valentía. Hablar de los que nos importa provoca que afloren todas las emociones que guardamos dentro.
Pero… El esfuerzo vale la pena.
Piénsalo por un momento. ¿Cómo de fácil sería la vida si cada miembro de la familia respetase lo que los demás consideran importante en sus vidas?
Trabajar valores en familia promueve la empatía, cierra heridas abiertas y genera un clima de comunicación y confianza que vale oro.
¡Dale una oportunidad!
En este post, te contamos cómo trabajar valores en familia. Todo se resume en 6 pasos que seguir para consensuar los valores compartidos.
Además, en este viaje conocerás cuáles son tus 5 valores más importantes. Sí, eso que de verdad te importa en este momento de la vida.
Índice
1# Establecer las reglas de juego
Antes de que os pongáis a hablar de valores, lo más importante es buscar un hueco y espacio en el que se pueda reunir toda la familia. ¡Sin prisas!
Esto es muy importante: todas las personas deben estar. No sirve de nada trabajar valores en familia si algún miembro no puede estar presente.
¿Cómo te sentirías tú si no participaras en los valores de tu familia? Probablemente, pensarías que no te representan. Eso es un problema.
De la misma manera, procura que la reunión no coincida con el trabajo o cualquier otro compromiso. El foco y la energía tienen que estar aquí y ahora.
Dicho esto, es importante crear un ambiente que invite a hablar con sinceridad. Te recomendamos que sigáis los consejos siguientes:
- Escucha de principio a fin lo que tenga que decir cada familiar. Es fundamental que no se interrumpa a nadie para respetar su turno de compartir.
- Tal y como ocurre cuando hacemos una lluvia de ideas, está prohibido opinar acerca de lo que han dicho los demás por mucho que te disguste.
- Añadid las reglas que consideréis necesarias para continuar. Cada familia es un mundo que funciona con sus propias reglas. Te sorprenderías jaja.
Si no sabes muy bien cómo explicar qué son los valores, revisa este vídeo. En él aprenderás cómo hacerlo sin tener conocimientos especializados.
2# Identificar los valores fundamentales individuales
Cada miembro de la familia seleccionará sus 5 valores más importantes. Después, explicará cuáles son las razones que le han llevado a esa elección.
Es determinante que cada persona tenga su propio espacio de reflexión. Todos deben sentir que han tenido tiempo para elegir sus valores.
Para que trabajar valores en familia sea más divertido, te recomendamos utilizar la herramienta El Valor de los Valores y sigáis sus instrucciones.
¿Para qué?
Para evitar el autoengaño. Con una lista de valores, es más fácil elegir lo que creemos en lugar de lo que nos gustaría que fuese en nuestra vida.
3# Consensuar los valores compartidos
Cuando ya hayan quedado claros los valores individuales, pasad a acordar qué valores queréis compartir como familia. La pregunta es…
¿Qué queréis compartir?
Consiste en poner encima de la mesa aquello que os parezca importante como unidad hasta llegar a un acuerdo de cuáles son esos 5 valores.
Dividid este proceso en 2 pasos:
- Dejad que cada persona argumente cuáles creen que deberían ser los valores de la familia. Escucha con atención, quizá han visto algo que tú no.
- Después, consensuad cuáles deberían ser los valores que compartiréis como unidad familiar. Ha de hacerse en orden y respetando el turno de palabra.
4# Decidir el significado de cada valor
¿Cómo vais a saber que estáis cumpliendo con esos valores en el día a día? ¿Qué ha de pasar para que no se queden en una lista de deseos?
Los valores son sólo palabras cuyo significado depende de cada persona. De ahí que sea imprescindible definir cada uno de los elegidos.
Vamos con un ejemplo.
La comunicación puede traducirse en que cada día, después de cenar, os sentaréis en el sofá para hablar de cómo ha ido el día.
¿Cómo vais a saber que estáis cumpliendo con esos valores en el día a día? ¿Qué ha de pasar para que no se queden en una lista de deseos?
5# Conocer el cumplimiento de cada valor
No te asustes, está chupado.
Con los 5 valores ya consensuados, se trata de que los puntuéis en una escala del 1 al 10 basándoos en su grado de cumplimiento como familia.
No hace falta que os compliquéis con decimales. Muchas veces se trata de que el número responda a lo primero que nos diga el corazón.
De esta manera, ya tendréis un punto de partida, sabréis dónde estáis y detectaréis cuáles son los valores que requieren más atención.
6# Honrar los valores familiares
Finalmente, conviene especificar cuáles son las acciones concretas que se harán para mejorar el grado de cumplimiento de los valores.
Esto es de lo más importante.
Te recomendamos que sigas la estrategia de “el valor de la semana”. Cada semana, elegís 1 de los 5 valores y seguís esta pauta:
- Concretad cuáles son las acciones concretas que se harán a lo largo de la semana para llevar a la acción ese valor. ¡Que no se lo lleve el viento!
- Decidid quién será el guardián de ese valor. Dicho de otra manera, la persona que velará por que el plan de acción se cumple de verdad.
Este proceso se repite en ciclos semanales.
También os recomendamos que hagáis una auditoria de valores periódicamente. Nuestro consejo es que lo hagáis cada 3 meses.
Los valores que elegimos responden al momento de la vida en el que los encontramos. Si la vida cambia, también lo hacen los valores a trabajar.
También podéis anotar en una pizarra los valores y su grado de cumplimiento. Así tenéis de un vistazo cómo están evolucionando.
Es tu turno
¿Trabajas valores en familia? ¿Conoces otros métodos para trabajar los valores con tu familia? Cuéntanoslo en los comentarios.
Apliqué el modelo de valores en una sesión inicial de coaching con una pareja joven. El uso del juego El Valor de los Valores fue clave para evitar la confrontación directa sobre las conductas que no se desean del otro. Los pasos sugeridos en este documento se van completando en un proceso que dura varias sesiones. Es preferible dejar espacio para que se asienten las reflexiones y los acuerdos. De esta manera no se apresura la finalización del proceso y se aprovecha el tiempo entre sesión y sesión para que maduren los cambios. (Además, el proceso de tres o seis sesiones previamente acordadas es mucho más rentable para el coach, que la sesión única)
Gracias por tu comentario, Roberto :).